jueves, 30 de julio de 2009

aimer á la folie


Aquí estoy a salvo.

Las sábanas me protegen, siete horas sin que nadie pueda morderme, aunque si fueses tú me dejaría.
Te imagino sentado en esa silla, observando mi espalda desnuda y recorriéndola con un dedo.
Despierto. Aún quedan cuatro horas. ¿Duermes solo?
Ven, rescátame de mi agonía. Crúzate en mi camino y regálame una de esas sonrisas tuyas.
Despierto, es hora de enfrentarme al mundo.
Salgo a la calle enfundada en mi coraza, ¿Dónde habré dejado la armadura y la espada?
Camino por las húmedas calles y me pierdo en tus ojos negros, en esa sonrisa que quería comerse el mundo. Y yo con ella.
Congelé el tiempo en aquél ascensor , y ahora busco los ojos que perdí la última vez que los míos lloraron.
Te busco y no te encuentro.












No hay comentarios:

Publicar un comentario